4 ago 2012

Mario Benedetti


Unas veces escribo con lujuria

y otras con abatimiento.
Los tiesos caracteres del papel
importan poco tras una vivencia,
simplemente son huellas transitorias.



Cada letra viene con su legado
y en su vecina encuentra otro relieve.
Cada palabra es tinta y es promesa,
cada paréntesis es un oasis
y el oasis un riesgo de espejismo.



Unas veces escribo con deleite,
pero otras veces con melancolía.
Lo bueno es que circule la palabra
como la sangre joven por las venas.

-Disfruto tanto de sus letras, sintiendo esa empatía y motivando las mías.-

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