16 jun 2020

Rota no, agradecida.

En mi vida he experimentado diferentes miedos, pero ninguno con la intensidad del que me invade desde hace unos días. La gente siempre dice que la salud es lo más importante, sin saber la verdad que encierra esa frase.

Hoy me desenvuelvo en un mar de dudas y, cada vez que imagino todo lo que me gustaría vivir, ver, experimentar y escuchar; los lugares que quiero conocer, fotografiar; todo lo que quiero aprender; los libros que me faltan por leer; las aventuras que me quedan por vivir... no puedo evitar sentir ganas de llorar. La incertidumbre pesa más que cualquier dolor físico, el miedo puede más que cualquier frase positiva, y la tristeza supera incluso a mis capítulos favoritos de Los Simpson (LOL).

Creo que no muchas personas saben lo que es amarse profundamente, pero ojalá se dieran cuenta de la gran labor que realiza el cuerpo al funcionar correctamente en tantas dimensiones a la vez. Ojalá pudieran ver la magia que hay en poder apreciar los colores, el movimiento, los olores, los sonidos, los sabores y las texturas. Ojalá valoraran más la vida y el ser que son. Nunca me he considerado una persona con suerte (de hecho, todo lo contrario), y pese a haber vivido una infinidad de sucesos "desalentadores", lo que siempre me ha ayudado a seguir adelante es el amor que me tengo. Es un amor bonito, uno que nunca falla y que se refleja en cada decisión (porque no es egoísmo, sino la elección del bienestar propio).

Gracias, Daniella, porque aunque nos hemos "equivocado", también hemos disfrutado TANTO: cada abrazo, cada beso, cada plática, cada sueño loco, cada experiencia; viajes, comidas, trabajos, clases, trayectos, juegos, "fiestas", conciertos, partidos, cumbres, etc.

Hoy, mientras seguimos lejos de conocer resultados, tratamientos, cirugías y diagnósticos, he decidido darme la libertad de quebrarme cuantas veces sea necesario para poder levantarme cada una de esas veces y seguir luchando. No habrá proceso al que no me atreva, no me detendrán ni el dinero, ni el cansancio, ni una pandemia. Vamos a luchar con todo, porque cada día nuevo vale TOTALMENTE la pena.

Esto es una carta para mí y para quienes en el futuro quieran o necesiten encontrar una razón; para los que me aman y, al verme, puedan sentir tristeza, pena o rabia. El amor es hoy y la vida es chida. Nomás no hay que pensarle mucho, porque eso hace más daño que cualquier diagnóstico.